Las prácticas restaurativas permiten prevenir detectar, gestionar y resolver las situaciones de conflicto en diferentes ámbitos (familiar, educativo, social, laboral, judicial, penitencial,..) reforzando los vínculos afectivos entre las personas afectadas. Se pueden aplicar a cualquier grupo de personas que quieran mejorar sus relaciones interpersonales, gestionar sus conflictos de forma comprensiva y dialogada, crear un clima favorable para la convivencia así como reforzar una seria de valores prosociales.
Sus aportaciones más importantes:
- Reducen la probabilidad de reincidencia.
- Facilitan la restauración de relaciones entre las personas implicadas en un conflicto.
- Ayudan a crear un sentimiento de pertenencia a la comunidad.
- Favorecen la reparación de los daños causadas a la víctima.
- Aumentan la implicación personal y el grado de satisfacción general de los afectados por el conflicto.
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